jueves, 4 de octubre de 2018

La revisión técnica

Lugar y fecha: La Serena, 6 de septiembre de 2014.
Rodeando la ciudad, se encuentra la planta de revisión técnica. Allí, son revisados todos los autos de la población popular, dado al bajo precio que se cobra. Su dueño, un hombre sencillo, dedicaba su vida a su labor, y como era de pensar, le encantaba conducir su automóvil por todos los lados de la ciudad.
 Un día fue un muchacho bien vestido, alto, y que hablaba cosas mientras caminaba, pero se los decía a nadie. Aquél entró a la planta y preguntó por el precio de este trámite, y luego que el dueño le dijera el costo, este muchacho le pregunta si lo puede revisar a él. Tras notar la perplejidad que le causó al dueño, el muchacho le responde con voz cálida y calmada:
—“Usted se sorprende porque quiero que me revise, pero no se da cuenta que esto lo ha realizado siempre. Usted revisa el fruto del cuidado que le ha prestado el dueño a su vehículo”.
—“¿Y qué tiene que ver eso?”, responde el dueño de la tienda algo enfurecido, creyendo que le estaban tomando el pelo.
—“La gente cuida a su automóvil, porque están dentro de él. Ellos no se ven, pero si su automóvil.  Si éste se ve deteriorado, ellos mismos se sentirán deteriorados por estar dentro de él. Pero no ocurre el contrario, ya que si reluce por fuera no garantiza que él esté igual. Lo que quiero decir, señor, es si habrá o no diferencia entre el auto y yo, entre la ropa y yo, o si realmente me muestro tal cual, ya que siempre  todos estamos cubiertos, amononados y con ropajes lo más pulcros posibles. Así, jamás se notará lo que realmente soy, y lo que realmente es usted”.
Luego de esto el muchacho se fue. Tras unos días, el dueño se dio cuenta que este muchacho, tan extraño a su parecer, era su vecino. No supo esto sino hasta cuando salió de su casa a pie, donde recién ahí lo pudo reconocer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario